No he podido probar aún la versión definitiva de la máquina. Mi experiencia se limita a lo que pude jugar con ella durante la feria E3 de Los Ángeles el pasado mes de junio, pero en general encuentro el mismo asterisco y nota al pie de página en todas las críticas.
La recepción no es muy diferente a la que tuvo la Wii cuando salió hace unos años, pero el entusiasmo de entonces por las nuevas formas de jugar que proponía la consola parecen haber mutado en cautela. Se habla de "potencial" en lugar de "revolución" y es un cambio de terminología comprensible teniendo en cuenta lo que ocurrió con la Wii.
Nintendo creó una máquina diferente y sorprendente, capaz de despertar las ganas de jugar en un sector de la población que hasta entonces no había tenido ni el más mínimo interés en los videojuegos. Pero al analizar los últimos años es fácil ver que los mejores juegos de la Wii, los que consiguieron despertar el mayor interés, fueron los que salieron de la propia Nintendo. Ningún desarrollador externo aprovechó a fondo las posibilidades de la máquina.
La Wii ha sido, con diferencia, la consola más vendida de la generación actual de consolas de salón, aproximándose a los 100 millones de unidades. Es un éxito histórico para Nintendo pero es difícil no verla como una oportunidad desaprovechada para el resto de la industria del entretenimiento. Parte de la culpa hay que echársela a la propia compañía. Una buena forma de conseguir títulos interesantes pasaba por abrir el desarrollo a pequeños desarrolladores independientes, por ejemplo, que siempre están dispuestos a probar ideas nuevas. El acceso para ellos, sin embargo, era difícil.
Con Wii U este tipo de ideas están mejor encauzadas -los desarrolladores independientes tienen más fácil vender bajo sus propias condiciones y lanzar actualizaciones- pero ahora la competencia es mucho mayor. Xbox y Playstation tienen una renovación a la vuelta de la esquina y ambas van a volcarse en sistemas de control novedosos, con doble pantalla -tableta o teléfono-, con ideas evolucionadas de los actuales Kinect y Move y el crecimiento del juego en móviles y tabletas está restando audiencia a las consolas.
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